El torno, eso que parece fácil!

Desde que empecé con la cerámica estaba decidida a en cuanto pudiera debía aprender a tornear, es decir realizar piezas de barro con el torno. Así qué este verano pasado me anoté a un curso de torno de una semana en la Escuela de Cerámica de la Bisbal. Estaba segura que en una semana podría aprender a controlar el barro y el torno. Mi error fue mayúsculo. Ni una cosa ni otra. Trabajar en el torno es una profesión muy técnica, dura y muy poco valorada. Al antiguo alfarero le enseñaba el oficio el padre y el el abuelo y se necesita mucho tiempo para aprenderlo.

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El torno es tan antiguo como el desarrollo de la cultura y aprendizaje al inicio de los tiempos neolíticos.

Se dice que ya existía en el 3.000 ac. cuando los hombres empezaron a desarrollar herramientas, en este caso como contenedores del grano recolectado, vasijas para el aceite prensado y ya luego se usó para los alimentos.

El torno de alfarero fue una de las primeras máquinas inventadas por el hombre y ha sufrido muy pocas modificaciones a lo largo de la historia.

Hay ya grabados y dibujos de los antiguos egipcios torneando. Se dice que los fenicios fueron los que lo trajeron a nuestras tierras mediterráneas.

No sería hasta la época fenicia donde gracias a sus colonias comerciales expandidas por todo el Mediterráneo occidental, el torno se convertiría en una herramienta que daba pie a una profesión y que era muy valorada por la sociedad de la época.

Es en la Edad Media cuando el torno adquiere su cenit ya que con este se conseguían fabricar piezas de manera rápida y surge entonces el oficio de alfarero.

Y de este pasado medieval hasta nuestros días. Ahora estamos en un período de resurgimiento de la cerámica natural y el torno esta muy presente.

Yo puedo decir que en un año he ido mejorando, paso a paso, errores y aciertos. Ahora ya disfruto de modelar el barro en el torno. Como todo, poco a poco.

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