¿Cerámica artesanal moda o futuro?

Pensamos que actualmente la cerámica artesanal tiene un sitio en la decoración y usos en el hogar. Que cada día más hay personas que hacen de esto su oficio y su vida. Que es un elemento que da calidez a los hogares. Que es un conocimiento infinito. Desde las diferentes texturas de los materiales, desde los colores, desde los esmaltes.

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La que escribe esto ya tiene una edad y recuerda que en su casa existía la vajilla de porcelana danesa o alemana que solo se usaba en fiestas.

Para uso diario el 95% de españoles en los años 60 y 70’s usábamos los platos y vasos de cristal de “Duralex”. Lo más horrible y triste del mundo.

Se definía como “el acero del vidrio”. Habían, eso si, tres colores: azul, nácar y transparente.

No había nada mas.

Ahora que nos interesa tanto de donde vienen los alimentos que comemos, los vestidos que usamos y el cuidado del planeta, nos gusta saber que los platos y utensilios caseros que usamos están realizados por unas manos de alguien que los creó. Que no son solo cristal o acero que provienen de una fábrica sino que poseen vida propia.


Toda la cerámica artesanal posee la rusticidad, desigualdad y belleza de la imperfección que se integra más en nuestras vidas actuales. Dando un punto positivo a la autenticidad y calidez de estas piezas. Es algo así como volver al origen de las manos de aquellos artesanos griegos, egipcios, romanos.

Los nórdicos y japoneses fueron unos de los pueblos que implementaron y fueron conscientes de la calidez que aportan las vajillas hechas a mano y son aún hoy en día unos de los principales países que crean tendencia.

Por esto pienso que la cerámica artesanal ha vuelto para quedarse y salir de esas modas del acero y metacrilato buscando la calidez y la imperfección. Preferimos pequeñas series de piezas hechas a mano que esas vajillas con cantidad de piezas que usaban nuestras madres para Navidad y que el resto del año permanecían encerradas en sus vitrinas.

En nuestro caso, nos iniciamos hace muy poco, con mucha ilusión y ganas y encontramos el placer de realizar con nuestras manos objetos que luego se hacen útiles y habituales en nuestro hogares. Aprendiendo cada día un poco mas. Haciendo que lo irregular se pueda convertir en “algo bonito”.

Los talleres de cerámica hoy en día gustan a muchas personas ya que son una herramienta para acercarnos a nuestra esencia y orígenes. Crear algo de la nada, jugar con la materia y conseguirlo pienso que es también un acto terapéutico que puede servir para ayudar a las personas.


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